SJApartadó
Un ABRAZO solidario de los Pueblos.
Este 23 de marzo en su aniversario 27 acompañamos desde la distancia a la Comunidad de Paz y expresamos el dolor, la indignación y la rabia, por el asesinato de Nallely y Edinson.
Allá siempre dicen “convertir el dolor en esperanza nos hace Comunidad».
La delegación asturiana (de verificación a los DDHH en Colombia) ha visitado varias veces a esta Comunidad de Paz, y han sido recibidas en Asturias (Parlamento, Gobierno, Aytos y Organizaciones de ddhh) varias personas representantes de esta comunidad antioqueña.
La celebración de aniversario está resquebrajada por el dolor y el luto, y el reconocido fotógrafo Jesús Abad Colorado (que ha expuesto en el Parlamento Europeo y en la semana negra), ha mostrado imágenes de cómo ante la desatención institucional, la Comunidad de Paz recuperaba los cuerpos de Nallely y Edinson.
Para ello tuvieron que llegar a más de 4 horas de distancia caminando desde la Comunidad de Paz. La propia comunidad de Paz tomó la decisión de ir a hacer el levantamiento de los dos cuerpos por sus propios medios ante la negativa respuesta de la Fiscalía e inspección policial. No importó el mal tiempo, la creciente de los ríos, el fango de los caminos. No importó exponerse para devolver la dignidad de dos hijos de la comunidad. https://twitter.com/i/status/1770873694539170044
En entrevista en Teleantioquia, la comunidad reportaba 412 personas asesinadas. https://www.youtube.com/watch?v=IpPWT4U58bQ&t=3s
Existe una red de organizaciones y municipios que tienen hermanamientos con la Comunidad de Paz, en Bélgica e Italia (una de cuyas vicealcaldesas se encuentra participando del aniversario), y en el caso español los hermanamientos corresponden a Burgos (que tiene una plaza y una escultura con los nombres de la Comunidad de Paz), Rivas-VaciaMadrid y Alburquerque.
Otras diversas redes se están expresando en esta tesitura de dolor: https://pachakuti.org/queremos-vivir-en-paz-en-nuestro-territorio-libre-de-economias-extractivistas/
Una persona de enorme prestigio moral, que ha estado acompañando siempre a la comunidad (que le construyó una pequeña cabaña para sus numerosas visitas) es el padre Javier Giraldo, que ayer recibía la nominación a la Orden Boyacá, desde la Presidencia de la República.
Javier Giraldo también acompañó durante tres días una de las travesías difíciles y hermosas de la delegación asturiana por los ríos Ariari y Guaviare. Allí las comunidades campesinas hablaban de él como “el apóstol de la paz”.
La Comunidad de Paz de San José Apartadó mantiene una propuesta comunitaria de paz, en medio de un territorio controlado por paramilitares, pese a haber padecido el asesinato de cientos de sus integrantes.
El hecho más brutal fue la “Masacre de San José de Apartadó” ocurrida el 21 de febrero de 2005 cuando fue asesinado junto a su familia, Luis Eduardo Guerra entonces representante legal de la Comunidad e interlocutor ante las autoridades.
Aquel año en la protesta frente al Teatro Campoamor de Oviedo por esta masacre estaba Luciano Romero Molina, quien a su regreso a Valledupar sería a su vez asesinado.
Tras muchos años de mentiras y acusaciones infundadas la Corte Suprema de Colombia dictó sentencia por el asesinato de 8 personas, incluido tres niños de muy corta edad, condenando a 6 militares del ejército colombiano por los hechos realizados en colaboración con fuerzas paramilitares. En 2022 la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) declaró la masacre como delito de lesa humanidad.
La Comunidad de Paz tiene una constante en estos 27 años: Sus denuncias (llamadas y reportadas como “constancias”) son permanentes e indican dónde y cómo están actuando los paramilitares, pero hasta el momento las autoridades “no los ven”, o no los quieren ver dados los lazos y relaciones directas con esos grupos ilegales.
La trayectoria de “resistencia civil no violenta” ha merecido reconocimiento internacional, fue elegida por el Parlamento Europeo como finalista de los premios Sajarov, por ser reconocido internacionalmente como “un símbolo de coraje y dedicación a los valores de paz y justicia en un entorno de brutalidad y destrucción”, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido numerosas sentencias instando al gobierno colombiano a la protección de sus miembros.
Neutralidad, trabajo comunitario, no utilización de químicos en los cultivos, son algunos de sus principios, y se rigen por un consejo interno igualitario en cuanto a la presencia de mujeres y hombres que es periódicamente elegido y renovado por la incorporación de jóvenes.
En este contexto tan difícil la Comunidad ha logrado la certificación como productos orgánicos y bio, de varias certificadoras internacionales, para sus productos agrícolas, manteniendo y reforzando su compromiso con la naturaleza en la que viven con total equilibrio.
A pesar de los recientes cambios en el escenario político de Colombia, positivos respeto a los Derechos Humanos, estos no han llegado a las zonas campesinas alejadas de las metrópolis que tienen una escasa o nula presencia del Estado, por ello aún hoy siguen sufriendo agresiones que hacen imprescindible mantener el acompañamiento que le dan diversas organizaciones internacionales, los representantes políticos y la opinión pública.
En 2022 la Asociación para las Naciones Unidas en España otorgaba a la comunidad de paz, su Premio por la Paz valorando la defensa de la solución pacífica de los conflictos, de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales.
Un reconocimiento acompañado de 5mil euros, que se decide en colaboración con la Diputación de Barcelona a través de su Red de Municipios.
En la penúltima visita de la delegación asturiana a esta Comunidad de Paz (la última fue cuando estaban cumpliendo los 25), hacíamos estos comentarios:
“Se reúne la decimocuarta delegación asturiana con integrantes de la Comunidad de Paz de San José Apartadó rodeados de gallinas con pitinos, un chancho feliz retozando en un montón de arena, abundancia de gallos picoteando, potentes rebuznos de burro como dando la bienvenida a la delegación, además de los zureos y trinos de numerosas aves en el entorno…y ruidos de motos en el camino.
Ruidos de motos en el camino que va de Apartadó a San José, y en medio San Josecito, uno de los últimos lugares de los numerosos desplazamientos forzados de la comunidad.
Ruidos de motos de trabajadores agrícolas, de familias indígenas en número de hasta seis en cada motocicleta… pero también ruidos de motos que utilizan los paramilitares, que «no existen» según el gobierno, pero que la comunidad de paz señala en sus denuncias cotidianas detalladas, impecables, que en su conjunto suponen una Historia continuada del horror planificado y de la connivencia paramilitar con el estado, estructural para con el despojo imperante e impune.
En moto llegaron 5 paramilitares el 29-D al centro de acopio de la comunidad de paz, encapuchados, tratando de asesinar a Germán el representante legal. 3 huyeron en moto al casco urbano de San José, donde están los militares, 2 fueron neutralizados y capturados por la comunidad y entregados después al obispo y a un delegado del ministerio del interior, y en pocas horas la fiscalía los puso en libertad..
El 23 de marzo esta comunidad de paz está cumpliendo 21 años.
Una comunidad de paz en medio de la guerra, en tierras fértiles al lado del poder, bananeros y mineros. 21 años rechazando la violencia y el militarismo, que les ha producido más de 300 muertos.
Hete aquí que la visita asturiana se torna oportuna, en una noche de tensión, de anuncios de amenazas nuevas, de intento de venganza por la retención de los dos paramilitares y la destrucción de sus armas. Y la delegación decide por consenso pernoctar, por si acaso, esa noche en la comunidad, y acompañar la vigilia vigilante por turnos.
Como elementos de «de qué va» la comunidad de paz de San José Apartadó…incesantes preguntas y respuestas lógicas, más la visita impresionante (sencillo pero que impresiona por el tamaño de la represión) el lugar de la Memoria de la comunidad de paz y los murales anexos.
Amanece entre trinos abundantes de pájaros y gallos, y ya hay una casita, y una cocina, y una señora que ofrece buñuelos calientes y abundante café a la delegación asturiana número 14 en su propia comunidad de paz, albergue de resistencias en Urabá.”
La pequeña crónica, cuando ha sido contada en directo en charlas y encuentros, añadía parte de lo ocurrido esa noche.
En efecto llegaron hombres armados, y quienes vigilaban de la Comunidad, en compañía de los asturianos que estaban en la vigilia, interceptaron a los invasores, que resultaron ser.. militares. A los que amable, pero con firmeza invitaron a retirarse del territorio. Ese día al amanecer los citados buñuelos y el café de calidad tuvieron un sabor especial, y uno de los integrantes astures sería bautizado como “comandante chanclas”, pues de tal guisa se plantó ante los uniformados.”
En la última visita, hace dos años, la delegación asturiana recibía los cd de música elaborada en la comunidad de paz, y a cambio se hacía entrega de varios cd del asturiano Aníbal Menchaca.
En el aniversario 27 de la Comunidad de Paz de San José Apartadó, celebrado ayer sábado en medio del luto y siembra de dos de sus integrantes (Nallely y Edison) asesinados el 19 de marzo,
el padre Javier Giraldo habló de Noam Chomsky (Filadelfia 1928).
El investigador del CINEP y acompañante de la Comunidad de Paz, y el lingüista norteamericano, tienen una relación larga: uno de los libros de Giraldo era prologado por Chomsky: “Colombia: esta democracia genocida”, 1996.
Javier Giraldo recordaba cómo habían invitado a Chomsky al Macizo colombiano (Cauca), para entregarle simbólicamente una trozo de selva húmeda, con ceremonias de las comunidades indígenas, y acompañando al escritor en su desazón por la pérdida de su esposa.
Ahora, en el aniversario en San José Apartadó, habrían emulado en modo similar aquella acción que tanto emocionó al yanqui bueno, entregando simbólicamente parcelas, bosques, y espacios (predios a proteger de 4 hectáreas) de la Comunidad de Paz a personalidades que han estado pendientes y acompañándoles durante los 27 años de dificultosa existencia.
Entre los 12 predios de preservación a la naturaleza estarían los entregados a Pérez Esquivel, Carla Marioni de Colombia Vive, Cecilia Zárate, el movimiento estudiantil Primera Línea, Madres de Falsos positivos, Pedro Casaldáliga, Lola Cendales, Aldea de Paz, o el propio Chomsky.
El viaje a Colombia (Fundación el Macizo).
Noam Chomsky aterrizó en Cali algún día de junio de 2010. Lo acompañaban unos pocos amigos, entre ellos el sacerdote jesuita Javier Giraldo Moreno y el defensor del pueblo de la ciudad. No traía seguridad privada. No se enteraron de su llegada la prensa ni la academia. Llegó en un silencio inquebrantable a ser testigo de uno de los actos más emotivos de su vida.
Viajaron en carro hasta Popayán. Desde allí recorrieron unos 100 kilómetros por la carretera Panamericana y tomaron un desvío que los llevó al municipio de La Vega. Una hora y media de camino por la misma trocha en la que en 1991 un grupo de militares asesinaron extrajudicialmente a 17 campesinos, que hoy son 17 cruces blancas filadas en la vereda Los Uvos.
Luego de 18 kilómetros de recorrido hicieron una parada en El Palmar, corregimiento de La Vega, para desayunar carne con papas y tinto con queso y todo se lo comió Chomsky, sin siquiera preguntar, cuenta con gracia Óscar Salazar, coordinador general del Proceso Campesino y Popular de La Vega.
Continuaron hasta el corregimiento de Santa Rita. Se celebró un acto de bienvenida al maestro. Se le entregó una placa que decía “Bosque La Carolina en homenaje a Carol Chomsky”, y luego se montaron todos en caballos para ir hasta el pedacito de Colombia que más le importa al lingüista.
Fue casi una hora de recorrido por un camino de herradura que serpenteaba la montaña. Subieron unos 2.800 metros y se internaron en un bosque. Se hizo un ritual a la naturaleza. Sonaron las flautas. Noam Chomsky seguía en su silencio inquebrantable. Les pidió a sus acompañantes que lo dejaran a solas un momento. A solas con el recuerdo de Carol. Cuando los campesinos lo abandonaron estaba llorando.
“Participar en la inauguración del Bosque Carol Chomsky fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Esto forma parte de un proyecto bien diseñado por los líderes de Santa Rita y cuidadosamente explicado en una reunión pública, para el desarrollo y la protección de los recursos hídricos y la riqueza del medio ambiente en general, los que seguramente serán gravemente perjudicados o destruidos por las operaciones mineras. No necesito ahondar en la importancia de preservar estos valiosos recursos, no sólo para las comunidades locales, sino también fuera de sus fronteras.” (Carta de Chomsky al presidente Santos).
Sí Chomsky volvía a hablar del Cauca, cuando un periodista cercano le preguntó a quién admiraba más en el mundo y él respondió describiendo sus visitas al Macizo Colombiano, y nombrando a los campesinos que luchaban por proteger sus selvas húmedas de la explotación, ahora, quienes han recibido reconocimiento y renovada misión de apoyo a la Comunidad de Paz, tendrán tarea, siempre compleja y siempre permanente, para que la Paz sea factible de ser construida en los territorios colombianos.
Aunque los crímenes de Nallely y Edison (esposa y hermano respectivamente del coordinador humanitario de la Comunidad de Paz) se adjudican a los paramilitares que controlan la región y parece estar relacionado con una carretera que pasaría por los terrenos de la Comunidad sin su permiso, lo cierto es que el día anterior habían estado el Presidente y la Vicepresidenta en Apartadó (a 20 minutos de la Comunidad). Nada menos. Y por las mismas fechas estos paramilitares AGC-Clan del Golfo habrían aceptado la invitación del gobierno para iniciar conversaciones de paz.
El Papa católico, hoy domingo en Roma se refería a los hechos : «Expreso mi cercanía a la Comunidad de San José de Apartadó en Colombia, donde hace unos días fueron asesinados una joven mujer y un niño». Ante miles de feligreses que celebran el inicio de la Semana Santa, el Papa reconoció el esfuerzo de paz que de esta comunidad del Urabá antioqueño, premiada en 2018 como un ejemplo de economía solidaria, de paz y derechos humanos.
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